En el país de no pasa nada
Es bueno no tener expectativas. Acerca de esta película, protagonizada por Eduardo Luján y Julieta Egurrola, no tenía yo prácticamente ninguna expectativa, sobre todo después de que en «El Coronel no tiene quien le escriba», Luján simplemente no destacó -amén de que Ripstein hizo mierda la novela de García Márquez-, así que, si acaso, esperaba una comedia de denuncia, ligerona, similar a Todo el poder
Pero no, resultó una comedia agradabiliísima, de denuncia, sí, pero de un humor mucho más apegado a la forma de hablar de los mexicanos (quienes, por cierto, no acostumbramos decir «no mames» delante de las mujeres, al menos no tan seguido como lo hace Bichir en Todo el Poder).
Luján interpreta a un clon de Raúl Salinas, infiel, lavadólares, importador de leche radioactiva en la paraestatal COMOSUPO, Egurrola es la esposa insatisfecha y engañada que buscando venganza encuentra sin querer aventuras y quehaceres más interesantes. Todos los actores se dan vuelo en sus interpretaciones, el soundtrack es excelente -reivindica para mí a Julieta Venegas- y la continuidad es fantástica.
Me da la impresión de que el final no está bien construído y de que se quedan sin desarrollar varias sugerencias iniciales de la directora -las fantasías en video, por ejemplo-, pero me doy por satisfecho. se trata de una película comercial, sin grandes pretensiones y sumamente divertida.
Frescura, coño, éso es lo nos hace falta ver en el cine mexicano y sin duda la encontramos en «El país de no pasa nada».
Por cierto que antes de ver esta película pasaron los cortos de Amores perros, película mexicana premiada en Cannes recientemente. Se ve que está buenísima.