Es una bestialidad decir «forwardear», «esto hace sentido», «deletear», palabras y giros que tienen equivalente perfecto en español.
Pero a partir de que he estado leyendo el excelente libro Defensa apasionada del idioma español de Álex Grijelmo, ha cambiado mi percepción acerca del mal uso del idioma español.
Hay dos posibilidades: La primera es que el pueblo decida democráticamente que se absorban algunos términos como sucedió con «fútbol» y que se desechen otros, como sucedió con córner y offside, regresando al ejemplo futbolero (al menos esto último espero que suceda el horrendo «chatear», tan de moda, y que equivale simple y llanamente a conversar o platicar).
La segunda posibilidad es que terminemos hablando como idiotas, despedazando este lenguaje hermoso que es el español, influenciados por los políticos, los locutores y los consorcios internacionales.
Grijelmo nos demuestra que el idioma siempre se crea por el pueblo. El pueblo decide cómo ha de hablar, cómo conjugar sus verbos. La Real Academia y los gobiernos, cuando mucho, lo registran y catalogan. La Real Academia no decide la gramática, sino que toma lo que el pueblo ha decidido y lo plasma en el reglamento, como una manera de mantener la unidad.
Por ejemplo, sostiene el autor que los hispanos residentes en E.U. al utilizar expresiones como «te lo mando para atrás» en vez de «te lo devuelvo», en realidad no están haciendo algo incorrecto, pues ellos han decidido utilizar esa expresión, así como se compran una ploga en la marqueta o vacían la carpeta. Lo único que no están haciendo es hablar español, eso sí.
Sin embargo nos dice el autor que en la actualidad los malos usos que vemos en nuestra lengua en los países hispanohablantes, se deben a que la influencia ya no se da de abajo hacia arriba, democráticamente, sino de arriba hacia abajo. En la actualidad, la población es muy susceptible de ser influenciada por la forma de hablar de los políticos, de los locutores y de las grandes corporaciones.La creación y florecimiento del idioma ya no se da de abajo hacia arriba, democráticamente sino desde la cúpula hacia las bases.
Eso por un lado y por otro el complejo de inferioridad de algunos que creen que diciendo «benchmarking» su estudio comparativo tendrá más validez, o quienes creen que porque su negocio dice «Pet Center» olerá menos fuerte la mierda de las lagartijas.
¿Habrá que ignorar esta situación? ¿Tendrá o no consecuencias en el futuro?
Seguiré comentando acerca de Defensa apasionada del idioma español y de estos temas, pero por lo pronto he decidido agregar una sección en esta bitácora en donde aparezcan ejemplos de mal uso del idioma español, específicamente, de sitios web, revistas y situaciones en donde se utilizan innecesariamente palabras en inglés o anglicismos.
La crítica, por supuesto, incluirá nuestro propio sitio, en donde para empezar usamos casi siempre » hosting» en vez de «hospedaje» o «alojamiento», que no otra cosa significa el tener un sitio web en un servidor..