Podrá ser considerado como un inofensivo programa más. Podrá decirse que la democracia del zapping decidirá si nos afecta o no. Yo creo que Big Brother puede afectar terriblemente la cultura y los hábitos de los mexicanos.
Hace unos días pensaba que lo único alarmante de Big Brother era la cantidad de gente interesada en este insulso programa (65% de market share cuando expulsaron a un tal Diego). Ahora pienso que este programa podría afectar profundamente la cultura mexicana.
Un colega me decía hace unos días que probablemente otros programas sean peores que Big Brother, y me daba como ejemplo a «La Escuelita» o «La Hora Pico», o diversos talk shows programas caracterizados por variantes de morbo, humor vulgar y chistes muy bobos.
Son diferentes a Big Brogher. Sin embargo, en Big Brother los protagonistas son más malhablados que la vieja que llevaba la alfalfa para los guajolotes en la casa de mi abuela, con la diferencia que esta vieja tenía mucha gracia, además de que sacaba el humo por las narices con mucha fuerza cuando mi tío Poncho le regalaba un Del Prado.
Son malhablados, sin ningún estilo ni clase, y son malhablados porque son una bola de ignorantes, que repite «guey» como muletilla cada dos segundos.
«Guey», esa palabra que dignifica y enaltece. Esa palabra resonante y límpida que únicamente se merecen aquellos que son realmente gueyes, y que debe decirse con respeto, con cuando decimos: «que tal guey, como has estado?» o «no seas guey».
El lenguaje se hizo para usarlo, no para despedazarlo cada dos segundos con muletillas innecesarias. Pero estos debiles mentales lo unico que saben balbucear es: «no guey no has visto guey, es increible guey que todo el tiempo me entiendes guey, solo asi podemos salir adelante guey». Pareciera que no conocen más de 50 palabras.
Qué manere de tirar a la mierda el lenguaje. Con la mayor impunidad. Eso es grave, y lo que me preocupa más, regresando al comienzo, es que los mexcanos no hablamos así.
Mucha gente sí lo hace, utilizando el «o sea» o el «guey» todo el tiempo, pero no es algo generalizado, ni siquiera en los llamados estratos populares, en gente pobre. Esta gente es, justamente la más influenciada por programas como «La Escuelita» o «El Chavo del Ocho».
Ahora imaginemos a los de «La Escuelita» o a Jorge Muñiz utilizando un lenguaje (es un decir) influenciado por Big Brother y sabremos cómo hablarán los mexicanos del futuro.