El testigo innecesario
Artículo de Juan Villoro que encontré hace un año y hoy es perfectamente vigente, siendo 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe:
«Las procesiones de diciembre muestran a una nación
pobre y supersticiosa que desconoce los abrigos. La gente exhala vaho, envuelta en cobijas, trapos, bufandas inclasificables. Los heterodoxos llevan termos con té de canela para mitigar el frío; los fundamentalistas del sacrificio van de rodillas, con una penca de nopal encajada en el pecho».
Yo creo que la exageración es una de las rutinas nacionales, y tal vez por ello es necesario un show como el del Teletón en México. De otra forma el pueblo difícilmente cooperaría. Yo mismo debo de admitir que dí mi aportación al Teletón hasta después de las 9 de la noche.
En otras palabras, si no hubiera un ubicuo programa televisivo persiguiendo a la gente y recordándole durante 30 horas continuas que hay que cooperar, no se alcanzarían esas increíbles metas que sirven para ayudar a tanta gente discapacitada. Vale, que se haga otra vez. Al cabo sólo se hace una vez al año y los logros son impresionantes.